Para encender cada avivamiento, inicialmente el Espíritu Santo emplea lo que Jonathan Edwards denominó «la oración extraordinaria»; unida, persistente y centrada en el reino. A veces comienza con un solo individuo o con un pequeño grupo de personas clamando para que Dios manifieste su gloria en la comunidad. Lo que importa no es la cantidad de orantes, sino la naturaleza de la oración. C. John Miller hace una distinción beneficiosa y perceptible entre reuniones de oración de «mantenimiento» y de «primera línea». Las reuniones de oración de mantenimiento son cortas, mecánicas y enfocadas en las necesidades físicas dentro de la iglesia. En contraste, las tres características básicas de la oración de primera línea son estas:
- Petición de gracia para confesar los pecados y humillarnos.
- Compasión y celo por el florecimiento de la iglesia y la evangelización de los perdidos.
- Deseo de conocer a Dios, de ver su rostro, de vislumbrar su gloria.
Estas tres distinciones son inevitablemente poderosas. Si presta atención en una reunión de oración, puede decir claramente si estas características se hallan presentes. En las oraciones bíblicas pidiendo avivamiento en Éxodo 33; Nehemías 1 y Hechos 4, se ven fácilmente los tres elementos de la oración de primera línea. Nótese en Hechos 4, por ejemplo, que después de que las autoridades religiosas amenazaron a los discípulos, estos no pidieron protección para ellos y sus familias; ¡pidieron valor para continuar predicando! Siempre existe alguna clase de oración extraordinaria, más allá de los cultos y patrones normales de oración.
Tomado del libro Iglesia Centrada, de Tim Keller.